En noviembre de 2020 (a pesar de una difícil situación sanitaria en Cádiz, España y todo el mundo en general) pudimos organizar la exposición fotográfica “Comunicación” en la Casa de Juventud de Cádiz.
Ahora nos gustaría ofrecerles una exposición online de las fotografías seleccionadas para esta exhibición.
La comunicación es una parte importante de la vida del ser humano. Este año 2020 hemos podido apreciar la necesidad de comunicación que tenemos, y no solamente la comunicación verbal que según algunos estudios solo nos aporta el 7% de la información. La comunicación es todo: las palabras, los gestos, las posturas, los besos, los suspiros, el llanto, la risa…
Con esta exposición la Asociación de Rusistas de España quiere mostrar un ejemplo de cómo se comunica la gente: en persona, por teléfono, bailando, abrazándose, saludando uno a otro. En las sesiones fotográficas organizadas durante el 2020 (con todas las medidas de seguridad y el protocolo Anti COVID) participaron 40 personas de 12 países.
Hemos elegido 24 fotografías de diferentes aspectos de comunicación: el abrazo, el baile, la charla, la distancia, los gestos, la lectura, las miradas, el saludo, el teléfono y la no-comunicación. La actividad está cofinanciada por el Vicerrectorado de Estudiantes y Empleo de la Universidad de Cádiz
El baile
El baile es otra forma de comunicación que, por cierto, tenemos no solamente los humanos. Hay bailes rituales, populares, clásicos, modernos, etc. La gente puede bailar sola, en pareja o en grupo. El baile transmite sentimientos, emociones e información.
Es un elemento imprescindible en casi todas las celebraciones, igual que el canto. Según nuestra modelo de Bolivia, le encanta bailar: bailar para sí misma, cuando no la ve nadie, o bailar en compañía de otras personas. Ella confiesa que con estos movimientos puede comunicar sus emociones y sentimientos a veces mejor que con las palabras.
Nuestros modelos de Costa de Marfil resaltan que ellos bailan siempre, es un modo de vivir simplemente, y lo pudimos comprobar en las sesiones fotográficas. Suelen ser bailes en grupo.
La lectura
Gracias a la comunicación escrita podemos atravesar el tiempo y el espacio. Los libros, las cartas, los periódicos, los diarios nos unen con nuestro pasado, dejan testimonio de nuestro presente y sirven de base para nuestro futuro.
La invención de la escritura fue uno de los mayores logros de la humanidad.
Los libros se puede leerlos en soledad, pero después suele llegar el momento de discutirlo con un amigo…
Muchas veces los padres leen cuentos a sus niños antes de dormir. Pero los modelos de Costa de Marfil nos han comentado que allí no se suele leer los cuentos, sino contarlos, sobre todo en las zonas rurales: una abuela reúne a muchos niños a su alrededor debajo de un árbol grande y frondoso y les empieza a contar una historia.
El teléfono
El teléfono móvil y los medios de comunicación juegan un papel sumamente importante en nuestra vida. Y la pandemia ha aumentado esta importancia aún más: cuando no podíamos salir de nuestras casa, no podíamos ver a nuestros amigos y familiares, no podíamos viajar, ir a los museos, cines, bibliotecas, conciertos… toda nuestra relación con el mundo estaba concentrada en esa pequeña cajita negra (en la mayoría de los casos) de unos 15 por 7 cm, nuestro teléfono: las videollamadas, las llamadas, los WhatsApp, los mensajes de texto y de audio, el Zoom, el streaming, los libros electrónicos, las fotos, los vídeos, el Tik-Tok y muchísimas otras aplicaciones.
Es muy difícil imaginar qué podríamos haber hecho encerrados en nuestras casas durante 7 semanas sin contar con los medios de comunicación contemporáneos.
Pero, al mismo tiempo, sería bueno saber dosificar esta comunicación indirecta y dedicar más tiempo a los paseos, a vernos las caras en persona, practicar el deporte juntos, ver el mar o el ocaso con nuestros propios ojos y no a través de una pantalla.
La charla
La charla puede ser uno de los modos más frecuentes y antiguos de transmitir la información: entre dos personas o entre un grupo de gente. Los temas y los ambientes pueden ser variados: desde una charla informal entre amigos (con bromas y risas) hasta una charla formal y aleccionadora.
Resulta interesante que el tiempo de una charla entre amigos es muy variable y puede comprender desde unas horas en Francia hasta una tarde entera (la noche incluida, si no os habéis visto desde hace tiempo) en Armenia y Costa de Marfil.
La gente prefiere verse y charlar en casa (Costa de Marfil) o en cafeterías y restaurantes (Francia, Bolivia y Jordania).
Es curiosa la observación de la modelo de Tayikistán que opina que los hombres en su país nunca se ven solamente para charlar, siempre se tienen que ver para hacer algo juntos: comer, beber, jugar al fútbol y hablar a la vez, pero nunca solamente para mantener una conversación.
El saludo
El saludo y la despedida puedes ser unos de los rituales más antiguos del ser humano. Al saludar a otra persona, la reconoces como tal. Por eso puede ser importante acordarse de su nombre y pronunciarlo. Pero, además de un saludo verbal, solemos saludar con las manos (un apretón de manos, mover la mano de un lado al otro, juntar las manos e inclinar la cabeza, chocar los puños, etc.), con los codos (invención de la pandemia), con la cabeza (una ligera inclinación de la cabeza, un choque de cabezas), con los pies (otra aportación de la pandemia), con los besos, los abrazos, etc.
Muchos jóvenes inventan su propio estilo de saludo en el que pueden participar tanto las manos, como los brazos y hasta todo el cuerpo.
Es interesante destacar que en Costa de Marfil y en Tayikistán los hombres, al saludar uno al otro, chocan las cabezas en la zona la sien: lo hacen dos veces, como si fueran los besos en la mejilla.
Los abrazos y los besos
El abrazo en muchas culturas nos sirve tanto para saludarnos como para transmitir emociones: la alegría y el júbilo, o, al revés, la compasión y la tristeza.
El contacto físico es muy importante para el ser humano y puede transmitir mucha información sin necesidad de pronunciar palabras. Se podría decir hasta que es un idioma universal, pero cada cultura tiene sus peculiaridades: así, por ejemplo, el contacto físico entre un hombre y una mujer que no sean parientes (hasta abrazar o tocar el hombro) está totalmente prohibido entre los representantes de algunas religiones, por ejemplo, musulmanes, como nos han comentado los modelos de Marruecos, Jordania, Costa de Marfil y Tayikistán.
En lo que se refiere a los besos como forma de saludo, también están presentes en muchas culturas, pero no en todas. Así, algunos modelos de Costa de Marfil nos han comentado que consideran que los besos en forma de saludo es una “imposición” de la cultura europea, porque en las aldeas, donde predomina la cultura tradicional, no se suele dar los besos al saludar o despedir a una persona.
La cantidad y la direccionalidad de los besos también es diferente en los países: se suele dar desde un beso en América Latina, hasta tres besos en Rusia o Costa de Marfil. Un caso curioso: en España se suele saludar empezando por la mejilla derecha, mientras que en América Latina se acostumbra comenzar por la izquierda, como nos han comentado los modelos.
El baile
El baile es otra forma de comunicación que, por cierto, tenemos no solamente los humanos. Hay bailes rituales, populares, clásicos, modernos, etc. La gente puede bailar sola, en pareja o en grupo. El baile transmite sentimientos, emociones e información.
Es un elemento imprescindible en casi todas las celebraciones, igual que el canto. Según nuestra modelo de Bolivia, le encanta bailar: bailar para sí misma, cuando no la ve nadie, o bailar en compañía de otras personas. Ella confiesa que con estos movimientos puede comunicar sus emociones y sentimientos a veces mejor que con las palabras.
Nuestros modelos de Costa de Marfil resaltan que ellos bailan siempre, es un modo de vivir simplemente, y lo pudimos comprobar en las sesiones fotográficas. Suelen ser bailes en grupo.
El teléfono
El teléfono móvil y los medios de comunicación juegan un papel sumamente importante en nuestra vida. Y la pandemia ha aumentado esta importancia aún más: cuando no podíamos salir de nuestras casa, no podíamos ver a nuestros amigos y familiares, no podíamos viajar, ir a los museos, cines, bibliotecas, conciertos… toda nuestra relación con el mundo estaba concentrada en esa pequeña cajita negra (en la mayoría de los casos) de unos 15 por 7 cm, nuestro teléfono: las videollamadas, las llamadas, los WhatsApp, los mensajes de texto y de audio, el Zoom, el streaming, los libros electrónicos, las fotos, los vídeos, el Tik-Tok y muchísimas otras aplicaciones.
Es muy difícil imaginar qué podríamos haber hecho encerrados en nuestras casas durante 7 semanas sin contar con los medios de comunicación contemporáneos.
Pero, al mismo tiempo, sería bueno saber dosificar esta comunicación indirecta y dedicar más tiempo a los paseos, a vernos las caras en persona, practicar el deporte juntos, ver el mar o el ocaso con nuestros propios ojos y no a través de una pantalla.
La charla
La charla puede ser uno de los modos más frecuentes y antiguos de transmitir la información: entre dos personas o entre un grupo de gente. Los temas y los ambientes pueden ser variados: desde una charla informal entre amigos (con bromas y risas) hasta una charla formal y aleccionadora.
Resulta interesante que el tiempo de una charla entre amigos es muy variable y puede comprender desde unas horas en Francia hasta una tarde entera (la noche incluida, si no os habéis visto desde hace tiempo) en Armenia y Costa de Marfil.
La gente prefiere verse y charlar en casa (Costa de Marfil) o en cafeterías y restaurantes (Francia, Bolivia y Jordania).
Es curiosa la observación de la modelo de Tayikistán que opina que los hombres en su país nunca se ven solamente para charlar, siempre se tienen que ver para hacer algo juntos: comer, beber, jugar al fútbol y hablar a la vez, pero nunca solamente para mantener una conversación.
El teléfono
El teléfono móvil y los medios de comunicación juegan un papel sumamente importante en nuestra vida. Y la pandemia ha aumentado esta importancia aún más: cuando no podíamos salir de nuestras casa, no podíamos ver a nuestros amigos y familiares, no podíamos viajar, ir a los museos, cines, bibliotecas, conciertos… toda nuestra relación con el mundo estaba concentrada en esa pequeña cajita negra (en la mayoría de los casos) de unos 15 por 7 cm, nuestro teléfono: las videollamadas, las llamadas, los WhatsApp, los mensajes de texto y de audio, el Zoom, el streaming, los libros electrónicos, las fotos, los vídeos, el Tik-Tok y muchísimas otras aplicaciones.
Es muy difícil imaginar qué podríamos haber hecho encerrados en nuestras casas durante 7 semanas sin contar con los medios de comunicación contemporáneos.
Pero, al mismo tiempo, sería bueno saber dosificar esta comunicación indirecta y dedicar más tiempo a los paseos, a vernos las caras en persona, practicar el deporte juntos, ver el mar o el ocaso con nuestros propios ojos y no a través de una pantalla.
El saludo
El saludo y la despedida puedes ser unos de los rituales más antiguos del ser humano. Al saludar a otra persona, la reconoces como tal. Por eso puede ser importante acordarse de su nombre y pronunciarlo. Pero, además de un saludo verbal, solemos saludar con las manos (un apretón de manos, mover la mano de un lado al otro, juntar las manos e inclinar la cabeza, chocar los puños, etc.), con los codos (invención de la pandemia), con la cabeza (una ligera inclinación de la cabeza, un choque de cabezas), con los pies (otra aportación de la pandemia), con los besos, los abrazos, etc.
Muchos jóvenes inventan su propio estilo de saludo en el que pueden participar tanto las manos, como los brazos y hasta todo el cuerpo.
Es interesante destacar que en Costa de Marfil y en Tayikistán los hombres, al saludar uno al otro, chocan las cabezas en la zona la sien: lo hacen dos veces, como si fueran los besos en la mejilla.
Las miradas
A veces una mirada dice más que mil palabras. Con la mirada podemos transmitir alegría, compasión, serenidad, ira, frustración, inquietud, desaprobación, lástima, interés, amor…
En algunas culturas no se suele mirar a otra persona a los ojos (en Japón, por ejemplo) porque este hecho se considera una descortesía y atentado a la intimidad, mientras que en el Occidente se suele mantener el contacto visual con el interlocutor para mostrarle su interés en la conversación.
En Costa de Marfil, por ejemplo, si te están regañando tus padres, no puedes contestarles nada, no puedes darles explicaciones (salvo cuando al final de la bronca te las pidan, si las piden) y tienes que mantener la cabeza agachada, no puedes mirarlos a la cara.
Las miradas
A veces una mirada dice más que mil palabras. Con la mirada podemos transmitir alegría, compasión, serenidad, ira, frustración, inquietud, desaprobación, lástima, interés, amor…
En algunas culturas no se suele mirar a otra persona a los ojos (en Japón, por ejemplo) porque este hecho se considera una descortesía y atentado a la intimidad, mientras que en el Occidente se suele mantener el contacto visual con el interlocutor para mostrarle su interés en la conversación.
En Costa de Marfil, por ejemplo, si te están regañando tus padres, no puedes contestarles nada, no puedes darles explicaciones (salvo cuando al final de la bronca te las pidan, si las piden) y tienes que mantener la cabeza agachada, no puedes mirarlos a la cara.
Los gestos
No todo lo comunicamos con palabras: los gestos juegan un papel importante en la transmisión de la información. Algunos gestos son comprensibles para casi todo el mundo: asentir con la cabeza (salvo en Bulgaria), levantar la mano para saludar, jugar con el pelo al estar nervioso o ansioso (sobre todo para las chicas con el pelo largo). Hay una multitud de gestos y microexpresiones de la cara que están descifrados y pueden facilitarnos la comprensión de nuestro interlocutor y hasta delatarlo en el caso de que intente mentir.
Existen gestos particulares que tienen un único significado y siempre se hacen a propósito, sustituyendo así las palabras: indicar con la mano el asiento para que la persona se siente. Otros gestos los utilizamos de una manera menos consciente y parece que no llevan mayor significado: tocarse la nariz, la barbilla, juntar las manos, etc., pero esos son precisamente los que nos pueden traicionar si nuestras palabras no coinciden con nuestro cuerpo.
En esta exposición hemos elegido varios gestos interesantes desde el punto de vista de comunicación en diferentes culturas.
Los gestos
No todo lo comunicamos con palabras: los gestos juegan un papel importante en la transmisión de la información. Algunos gestos son comprensibles para casi todo el mundo: asentir con la cabeza (salvo en Bulgaria), levantar la mano para saludar, jugar con el pelo al estar nervioso o ansioso (sobre todo para las chicas con el pelo largo). Hay una multitud de gestos y microexpresiones de la cara que están descifrados y pueden facilitarnos la comprensión de nuestro interlocutor y hasta delatarlo en el caso de que intente mentir.
Existen gestos particulares que tienen un único significado y siempre se hacen a propósito, sustituyendo así las palabras: indicar con la mano el asiento para que la persona se siente. Otros gestos los utilizamos de una manera menos consciente y parece que no llevan mayor significado: tocarse la nariz, la barbilla, juntar las manos, etc., pero esos son precisamente los que nos pueden traicionar si nuestras palabras no coinciden con nuestro cuerpo.
En esta exposición hemos elegido varios gestos interesantes desde el punto de vista de comunicación en diferentes culturas.
La no-comunicación
A veces nos negamos a hablar, discutir, conversar y aclarar las cosas. Los gestos y los señales de la no-comunicación también son muy importantes: silencios prolongados, ausencia de respuesta o llamada, miradas hostiles, brazos cruzados, etc.
Es muy difícil reanudar esta comunicación frustrada, renegociar los términos, apaciguar los ánimos, pero hablando y utilizando los medios necesarios se puede hacerlo casi siempre: lo más importante es estar dispuesto a entender y aceptar uno al otro.
La distancia.
Y la otra fotografía de la distancia forzada está dedicada al amor: se trata de una pareja ucraniana (son novios) a la que pedimos que en vez de la distancia íntima guardaran la distancia social.
El teléfono
El teléfono móvil y los medios de comunicación juegan un papel sumamente importante en nuestra vida. Y la pandemia ha aumentado esta importancia aún más: cuando no podíamos salir de nuestras casa, no podíamos ver a nuestros amigos y familiares, no podíamos viajar, ir a los museos, cines, bibliotecas, conciertos… toda nuestra relación con el mundo estaba concentrada en esa pequeña cajita negra (en la mayoría de los casos) de unos 15 por 7 cm, nuestro teléfono: las videollamadas, las llamadas, los WhatsApp, los mensajes de texto y de audio, el Zoom, el streaming, los libros electrónicos, las fotos, los vídeos, el Tik-Tok y muchísimas otras aplicaciones.
Es muy difícil imaginar qué podríamos haber hecho encerrados en nuestras casas durante 7 semanas sin contar con los medios de comunicación contemporáneos.
Pero, al mismo tiempo, sería bueno saber dosificar esta comunicación indirecta y dedicar más tiempo a los paseos, a vernos las caras en persona, practicar el deporte juntos, ver el mar o el ocaso con nuestros propios ojos y no a través de una pantalla.
El teléfono
El teléfono móvil y los medios de comunicación juegan un papel sumamente importante en nuestra vida. Y la pandemia ha aumentado esta importancia aún más: cuando no podíamos salir de nuestras casa, no podíamos ver a nuestros amigos y familiares, no podíamos viajar, ir a los museos, cines, bibliotecas, conciertos… toda nuestra relación con el mundo estaba concentrada en esa pequeña cajita negra (en la mayoría de los casos) de unos 15 por 7 cm, nuestro teléfono: las videollamadas, las llamadas, los WhatsApp, los mensajes de texto y de audio, el Zoom, el streaming, los libros electrónicos, las fotos, los vídeos, el Tik-Tok y muchísimas otras aplicaciones.
Es muy difícil imaginar qué podríamos haber hecho encerrados en nuestras casas durante 7 semanas sin contar con los medios de comunicación contemporáneos.
Pero, al mismo tiempo, sería bueno saber dosificar esta comunicación indirecta y dedicar más tiempo a los paseos, a vernos las caras en persona, practicar el deporte juntos, ver el mar o el ocaso con nuestros propios ojos y no a través de una pantalla.
La charla
La charla puede ser uno de los modos más frecuentes y antiguos de transmitir la información: entre dos personas o entre un grupo de gente. Los temas y los ambientes pueden ser variados: desde una charla informal entre amigos (con bromas y risas) hasta una charla formal y aleccionadora.
Resulta interesante que el tiempo de una charla entre amigos es muy variable y puede comprender desde unas horas en Francia hasta una tarde entera (la noche incluida, si no os habéis visto desde hace tiempo) en Armenia y Costa de Marfil.
La gente prefiere verse y charlar en casa (Costa de Marfil) o en cafeterías y restaurantes (Francia, Bolivia y Jordania).
Es curiosa la observación de la modelo de Tayikistán que opina que los hombres en su país nunca se ven solamente para charlar, siempre se tienen que ver para hacer algo juntos: comer, beber, jugar al fútbol y hablar a la vez, pero nunca solamente para mantener una conversación.
Las miradas
A veces una mirada dice más que mil palabras. Con la mirada podemos transmitir alegría, compasión, serenidad, ira, frustración, inquietud, desaprobación, lástima, interés, amor…
En algunas culturas no se suele mirar a otra persona a los ojos (en Japón, por ejemplo) porque este hecho se considera una descortesía y atentado a la intimidad, mientras que en el Occidente se suele mantener el contacto visual con el interlocutor para mostrarle su interés en la conversación.
En Costa de Marfil, por ejemplo, si te están regañando tus padres, no puedes contestarles nada, no puedes darles explicaciones (salvo cuando al final de la bronca te las pidan, si las piden) y tienes que mantener la cabeza agachada, no puedes mirarlos a la cara.
Los gestos
El pulgar y el índice forman un círculo, el resto de los dedos están rectos y abiertos. Parece al signo estadounidense de “OK”, pero en Jordania este gesto transmite una amenaza o una advertencia sobre el castigo. El rostro tiene que estar serio.
Los gestos
En Jordania los hombres llevan un pañuelo (en ocasiones especiales) de color rojo y blanco. Este pañuelo se llama shemagh y hay que ponérselo de una manera particular para que forme una ligera onda en la frente y no se vea el cabello. Este pañuelo en el reverso es más blanco que rojo y se pone al revés (con lo blanco afuera) solamente en casos de un pesar muy profundo o un desprecio. Es una señal de indignación y condena nacional de ciertas actuaciones. En este caso el pañuelo tiene que cubrir la boca del hombre.
La distancia.
En la fotografías quisimos demostrar el cambio del comportamiento y de la comunicación interpersonal a la que nos ha forzado la pandemia: en la parte inferior (con las mascarillas) están varios amigos de Costa de Marfil, tal y como estarían en una conversación normal ente amigos. Y en la parte superior (sin las mascarillas) los mismos amigos están guardando la distancia social de 1,5 m. Según nos confesaron, no se sentían muy cómodos con esta distancia.