La música en nuestra vida
Dicen que la música es un lenguaje universal, y es verdad: las notas son iguales en Rusia, España y Japón. La música nos transmite alegría, tristeza, felicidad, ganas de hacer las cosas, o al revés, quedarnos parados y relajarnos.
Cuando conocemos a una persona en un ambiente distendido, una de las primeras preguntas que solemos hacer es “¿Qué tipo de música te gusta?” Porque creemos que conociendo los gustos musicales de la persona podemos determinar si vamos a congeniar con ella o no.
La música está presente en nuestra vida cada día y casi en cada momento, hasta tal punto que ya no estamos conscientes de ello: el sonido melódico del despertador por la mañana (esperamos que sea vuestro caso), la entrada de audio de las noticias que vemos tomándonos el desayuno, la música que escuchamos en el coche, bus, metro, bici de camino a nuestro lugar de trabajo o estudio, la banda sonora de una película, la radio, los conciertos, las discotecas…
Hoy en Cádiz tuvimos la oportunidad de disfrutar del VI Festival Internacional de Jóvenes Talentos Diamante musical donde varios jóvenes músicos virtuosos de Rusia y España interpretaron piezas clásicas en violín, piano, clarinete y violonchelo.
La música en vivo fascina, transmite sentimientos, contagia con sus emociones, pero cuando los intérpretes son niños de 7 a 17 años, esto impresiona mucho más: ¡cuanto talento, esfuerzo y trabajo!
La voz de una niña de 9 años (Polina Ilvovskaya) cautivó al salón de Actos del Conservatorio gaditano Manuel de Falla desde el principio del concierto. Otra participante muy pequeña, solamente de 7 años, Odile González Babbiaud, tocó el violín con una maestría impresionante.
Entre los participantes destacaron por su profesionalidad en la interpretación (¡no nos olvidemos de que estamos hablando de niños!) Timofey Hung Nguen (violín), Mariia Saakian (piano) y Veronica Pavlik (piano). La última tiene un talismán, un osito de peluche Mozart, y siempre lo lleva consigo a todos los conciertos.
Sorprende el comentario que hizo la presentadora del evento sobre una de las participantes del concierto: “Karina Gabitova empezó a dedicarse a la música tarde, pero en dos años pudo hacer lo que los niños suelen hacer en 5”. Cuál fue la sorpresa cuando salió al escenario una niña de unos 12 años, y, eso sí, pudo transmitir con su interpretación toda la emoción de la música clásica rusa.
Al final del concierto pudimos deleitarnos con varias canciones populares rusas, entre las cuales estaba la famosa “Katiusha” en la interpretación de Anna Tikhonovskaya y Ekaterina Rodina en trajes tradicionales rusos.
Es impresionante lo que puede hacer la música: unir los pueblos, ya que en el salón de actos había personas que hablaban español y ruso, pero nadie necesitó traducciones cuando los jóvenes virtuosos estaban sobre el escenario.